El voluntariado constituye, sin duda, una de las manifestaciones más significativas de la orientación solidaria de la sociedad. Sin embargo, el tratamiento de esta temática presenta dificultades desde su propia definición: qué es un voluntario? Cómo encontrar acuerdos acerca del concepto de voluntariado?
En principio, un voluntario es considerado aquel que ofrece su tiempo y su talento en favor de una causa sin esperar remuneración por ello, ni pretender obtener un lucro de su acción.
Sin embargo esa idea general no supone un conjunto homogéneo de organizaciones ni de actores, sino que presenta múltiples aristas, cuando hablamos de voluntariado estamos haciendo referencia a un conjunto social heterogéneo, no identificable ni fácilmente mensurable. Se trata de un conglomerado de situaciones en las que los seres humanos demuestran, de maneras diversas, su interés por la humanidad, su altruismo, su conciencia y responsabilidad política y social, o bien la única alternativa posible frente a situaciones de emergencia, o más aún, frente a catástrofes.
De allí que no habiendo un voluntariado con características comunes, podemos hablar de diversas situaciones de voluntariado, cada una de las cuales está relacionada con el contexto en que se despliega, y con los fines y condiciones de su acción.
Sin embargo, habría que subrayar que la idea de voluntariado, y las acciones de voluntariado no son nuevas, tienen la antigüedad de nuestra propia historia institucional. Es decir, desde la independencia, empiezan a aparecer acciones de actores voluntarios dedicados particularmente a prestar servicios sociales a los sectores menos favorecidos. Desde entonces, hasta nuestros días, el trabajo en beneficio de la comunidad ha sido una constante cultural, practicada en el tiempo libre de las personas, que no perciben por ello más remuneración que la satisfacción del beneficio al prójimo.
Ahora veamos cómo muda este fenómeno del “voluntariado paternalista al voluntariado transformador”. (THOMPSON, A.; 1999 - 40)
Con el surgimiento de las organizaciones de beneficencia de origen religioso hacia finales del siglo XIX y principios del XX empezaron a tomar fuerza las prácticas voluntarias de iniciativa privada, con frecuencia inspiradas en una moral religiosa.
Estas organizaciones de voluntariado, cuya visión está más vinculada a la filantropía, no aspiraban a producir grandes transformaciones en el estado de cosas. De ahí que durante mucho tiempo se asoció la noción de voluntariado con apaciguar la conciencia de los adinerados a través de la caridad.
En las últimas décadas nuevas prácticas de voluntariado ponen en cuestión esta mirada y empieza a modificarse la identificación entre voluntariado, caridad y beneficencia.
Efectivamente, junto con el aumento de la participación voluntaria, comienza a distinguirse, además, un cambio en la práctica del voluntariado.
La peculiaridad del voluntariado de nueva generación se basa fundamentalmente en su evolución de fenómeno caritativo a sujeto político.
Este nuevo voluntariado con fuertes motivaciones transformadoras está logrando estructurar organizaciones sociales voluntarias que contribuyen a alcanzar conquistas sociales e incidir en las políticas públicas.
Del mismo modo en que la motivación religiosa explicaba los impulsos más fuertes para ejercer la acción voluntaria hoy son motivaciones políticas, las que movilizan la representación de los intereses particulares en la esfera pública.
*PÉREZ MONCUNILL, Estela; La Sociedad Civil Santafesina. Organizaciones y… ¿ciudadanos? Tesis de Maestría. F.L.A.C.S.O. Cap.