Desde el año 2010, la Confederación Colombiana de ONG, la Red ONG por la Transparencia, CIVICUS y el Instituto de Comunicación y Desarrollo (ICD) lideran esta Iniciativa Regional por la Transparencia y Rendición de Cuentas de la Sociedad Civil. Compartimos con ustedes la voz de algunos representantes de organizaciones comprometidas con esta propuesta, que junto a integrantes de Ejercicio Ciudadano están participando de la segunda edición del curso virtual "El ABC de la transparencia y la rendición de cuentas de las organizaciones de la sociedad civil".
Daniel Ravasio, de CILSA, explica claramente la importancia de esta iniciativa: “Para poder exigir transparencia, rendición de cuentas y legitimidad, primero hay que practicarlas hacia adentro. Las ONGs deben predicar con el ejemplo. Esto contribuirá a construir o consolidar la confianza social sobre las organizaciones”.
En relación a este concepto de confianza social, Lucía Pérez, integrante de ICD, remarca lo enunciado en elObservatorio del Tercer Sector de Barcelona: “Las entidades del tercer sector (...), para poder realizar sus actividades, necesitan de la confianza social. (…) Cuando hablamos de rendición de cuentas no sólo hacemos referencia a las cuentas económicas, sino que estamos hablando de entidades que rinden cuentas a la sociedad del impacto que tienen sus actuaciones, sus actividades, de cómo ayudan a mejorar la sociedad, su compromiso con su misión”.
Ravasio entiende que esta transparencia en la gestión es una tendencia que se está generalizando. “Las organizaciones de la sociedad civil han presionado a los entes gubernamentales y las empresas para que rindan cuentas, por lo que hoy por hoy no pueden quedarse al margen”.
Diego Fernández Otegui, representante de Fundación Imara, cuenta: “Desde el día de su nacimiento, en Imara hacemos un esfuerzo sobre-humano para garantizar la máxima eficiencia, el máximo profesionalismo y la máxima transparencia, los tres pilares fundamentales de una gran gestión en cualquier organización social”.
En este sentido, sostiene que la transparencia ha sido siempre un desafío, en la medida en que implica mucho más que simplemente hacer públicos los estados contables. En su caso, “el ser transparente implica permitirle a la gente elegir a qué proyecto donarle su dinero, conocer en qué lugar y por qué motivos se realizó tal o cual compra y hasta darle a todos los donantes la posibilidad de conocerse y debatir formas de mejorar la gestión”.
Con respecto a esta última idea, Pérez indica que rindiendo cuentas se está cumpliendo con el derecho de acceso a la información por parte de las audiencias de las organizaciones. “La participación e incidencia del resto en nuestro proceder es lo que nos impulsa a mejorar la calidad de nuestras acciones”, explica.
Ravasio, por su parte, destacó la importancia del aprendizaje colectivo: “Debemos aprender de nosotros mismos y compartir con otras organizaciones y profesionales nuestras prácticas en materia de transparencia y seguir mejorando en este tema que recién comienza y tiene mucho para desarrollarse”.
Como conclusión, indicó que “la Responsabilidad Social no debe entenderse solamente como empresaria, porque es un concepto que abarca a todos los sectores de la sociedad”. Para Pérez, esta responsabilidad cobra además otro matiz, dado que “como organizaciones sociales, tenemos la misión de impulsar y profundizar la democracia. Esto lo hacemos por medio de la participación pero también promoviendo desde el ejercicio, la cultura de la transparencia”.
Nuestra mirada desde Ejercicio Ciudadano
La transparencia es una práctica necesaria para todos los actores de la sociedad, incluidas las OSC. Esta modalidad de trabajo se traduce en grandes beneficios para nosotras, las organizaciones: el dar a conocer y hacer públicos los resultados de nuestros procesos y el uso de nuestros recursos nos asegura un incremento de la legitimidad, la credibilidad y la confianza por parte de cualquier ciudadano, voluntario, donante o socio.
Es importante que quienes nos desempeñamos en la coordinación de las OSC sepamos que debemos rendir cuenta en diferentes sentidos, permitiendo así que nuestros beneficiarios y la ciudadanía en general puedan conocer qué es y qué hace la organización. De este modo aumenta, además, el nivel de participación y se inhiben posibles actos de corrupción o de abuso en el ejercicio del poder.
Por eso, el desafío para quienes trabajamos en las OSC es mejorar la autorregulación y la capacidad organizativa, para así mejorar la eficiencia en el uso de los recursos, transparentar su manejo y visualizar la fortaleza del sector. Debemos construir una cultura de funcionamiento que sea ejemplo para todos los sectores, garantizándole a la ciudadanía su derecho a saber.
En este enlace se encuentran disponibles nuestras memorias y balances.